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Slow Fashion - ¿Qué es y por qué es el futuro?

En este blog hablaremos del concepto de slow fashion. Movimiento que empezó en 2007 y desde hace unos años se encuentra en auge, cada vez la gente es más consciente del mundo en el que vivimos y del punto de no retorno en el que nos encontramos. 

¿Por qué conceptos cómo slow fashion y pre-order están sonando tanto últimamente?  

¿Por qué conceptos cómo slow fashion y pre-order están cada vez más presentes en nuestro día a día?

La respuesta reside sobre todo en el cambió de mentalidad y consumo de los consumidores, que cada vez están más concienciados de la multitud de problemas globales a los que nos enfrentamos como sociedad. 

 

Uno de los problemas principales reside en la industria de la moda, basada en el sistema de producción mayoritario actual, el famoso Fast Fashion.

Gracias al Fast Fashion, la industria se ha convertido en la segunda más contaminante del planeta. Durante el proceso de producción y confección se genera un impacto social y medio ambiental muy negativo, tanto para la sociedad como para nuestro planeta.

Entre otros muchos problemas, este sistema de producción provoca un gasto excesivo de recursos naturales y, en muchos casos, hay una explotación laboral severa de los trabajadores. Además, la oferta de ropa por parte de las empresas es cada vez mayor, lo que provoca una sensación de necesidad de consumo a la sociedad. Esto provoca que se compren productos sin ser necesarios, y por lo tanto, la rotación de ropa en los armarios es cada vez mayor.

El calentamiento global es uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos a día de hoy. Es real, y está pasando, y la industria de la moda es una de las que más contribuye a ello. El fast fashion y la tendencia actual del sector de la moda hacen que el consumo de prendas de ropa se dispare y con ello la huella de carbono que genera

El Fast Fashion es una estrategia empresarial que trata de llevar al gran público los diseños de alta costura a unos precios muy bajos y con poca calidad. Uno de sus pilares fundamentales se basa en la gran rotación de colecciones que se ofrecen en sus tiendas (por ejemplo, Zara ofrece 24 temporadas al año), de forma que el consumidor lo acaba percibiendo como un bien perecedero y suele ser desechado tras ser usado siete u ocho veces. Esa sensación de bien perecedero que percibe el consumidor le lleva a querer comprar con más asiduidad y así consiguen aumentar el consumismo extremo que la sociedad ha ido llevando a cabo con el paso de los años.

Para poder ofrecer unos precios tan bajos, las marcas de masas que llevan a cabo esta estrategia, necesitan conseguir unos costes de producción extremadamente bajos. Esto conlleva, no sólo prácticas poco éticas y de explotación laboral, sino a la contaminación del planeta derivada de los productos y materiales utilizados así como el riesgo para la salud de los consumidores por los componentes químicos usados. 

Además, la deslocalización de la industria de la moda hacia países menos desarrollados ha sido un factor clave para que las empresas con estas estrategias tan agresivas pudieran ofrecer precios tan bajos. 

 

 

 

Para que se pueda entender mejor toda esta problemática, os ponemos el siguiente ejemplo. Una capital mundial cómo es Nueva York, vierte alrededor de 100.000 toneladas de ropa al año. Ahí, una persona promedio compra un 60% más de artículos de ropa y los guarda aproximadamente la mitad de tiempo que hace 15 años. 

Todo esto se traduce a una mayor producción y también a una mayor cantidad de residuos textiles de la ropa que se desecha. Muchas veces esta ropa es desechada ni siquiera sin haberle dado apenas uso, simplemente se cambia por el hecho de tener esa falsa necesidad de seguir las modas y adquirir constantemente nuevas prendas que en realidad, el consumidor, no necesita. 

 

 

Fast Fashion

Se produce mucho más para que dure mucho menos. 

Así es como funciona el sistema de producción conocido como fast fashion, en esencia, trata de introducir colecciones de ropa que siguen las últimas tendencias de la moda pero que han sido diseñadas y fabricadas de forma rápida y a bajo coste. 

De esta manera, ofrecen al consumidor la posibilidad de acceder a todas las novedades del mundo de la moda a precios realmente bajos. 

Con todo esto, surge, como ya hemos nombrado antes, el movimiento Slow Fashion, un sistema de producción que significa todo lo contrario al Fast Fashion. Aboga por un consumo responsable, por unas condiciones de trabajo justas, por cuidar el medio ambiente a través de la creación de productos sostenibles, entre otras muchas cosas. 

Un sistema que quiere romper con todo lo establecido en la industria de la moda y que apuesta por confeccionar prendas de calidad que duren más tiempo y que se hayan producido de manera ética, consciente, sostenible y circular. Para hacernos una idea de lo importante que es transitar hacía el Slow Fashion os dejamos un caso real. 

Antes de la crisis del Covid-19, las familias españolas gastaban de media cerca de 1.100€ en ropa y 375€ en calzado anualmente. Una cantidad muy considerable, que globalmente proporciona grandes beneficios a las empresas del textil, pero es un consumo excesivo, que provoca grandes consecuencias para el medio ambiente y la sociedad. 

De hecho actualmente, la industria de la moda, bajo la vorágine de la inmediatez capitalista que busca la maximización de las ventas y beneficios en el mínimo tiempo, produce decenas de colecciones de ropa al año, al contrario del modelo de producción en el que se basa el Slow Fashion, que busca producir de forma ética, local y consciente y de manera atemporal. 

Hasta un 40% de las prendas de vestir no se venden al precio total, sino con algún tipo de descuento. Esto hace que muchas no lleguen a ser vendidas nunca por no tener estos descuentos. Esta es una de las consecuencias de la sobreproducción: la generación de grandes stocks a los que no se da salida. Si no se vende toda la ropa ofertada, esta acaba en vertederos contaminando el planeta. 

 

 

¿Sabías que..?

  1. El 90% del agua residual en los países subdesarrollados se vierte a los ríos sin tratamiento.
  2. 1,5 trillones de litros de agua son destinados a la industria de la moda cada año.
  3. El 85% de los desechos humanos en las costas de todo el mundo son microfibras.
  4. 190.000 toneladas de fibras textiles de micro plásticos acaban en los océanos cada año.
  5. Se necesita 1 kg. de productos químicos para producir 1 kg. de tejido.
  6. El 25% de los pesticidas y herbicidas producidos a nivel mundial se destinan al cultivo del algodón.
  7. Se generan 23 kg. de gases de efecto invernadero por cada kilo de tejido producido.
  8. Cada año se necesitan 70 millones de barriles de petróleo para producir poliéster.
  9. Cada año se talan 70 millones de árboles para fabricar nuestras prendas.
  10. La industria textil es uno de los sectores donde la explotación extrema está más generalizada.

Aquí te dejamos un artículo muy interesante sobre la realidad que se esconde detrás del Fast Fashion, demostrando una vez más la importancia de cambiar el modelo de producción y de consumo, que con el Slow Fashion podemos conseguir. 

 

Otro de los principales problemas principales que tiene la industria textil es precisamente esta sobreproducción. Este artículo (linkar el article de la vanguardia amb la paraula) habla de los problemas de la sobreproducción, la necesidad de apostar por el Slow Fashion y explica las conclusiones del informe ‘Regalos envenenados’ (‘Poison gifts’, en inglés), elaborado por Greenpeace Alemania.

Link a noticia de La Vanguardia: 

 

El estudio pone de manifiesto, entre otras cosas, cómo muchas veces las exportaciones de ropa usada y de segunda mano, se utilizan también para deshacerse de los restos textiles que Europa es incapaz de gestionar. 

Las prendas terminan en vertederos, ríos o incineradas al aire libre, que provocan la contaminación del aire y el agua de todo el planeta y ocasionan un impacto muy dañino para el medioambiente. 

 

 

Con todo esto, surge la necesidad de cambiar los hábitos de consumo, apostando por otros sistemas de producción como el Slow Fashion. 

Crear nuevos modelos sostenibles para la industria de la moda es una de las mayores prioridades para hacer frente al cambio climático y para empezar a cuidar el planeta antes de que sea demasiado tarde. 

Hoy en día, por suerte, cada vez la sociedad es más consciente de las consecuencias que causan estas prácticas y ya se están empezando a ver cambios significativos que pueden ser el principio de la era Slow Fashion a nivel mundial. 

El término Slow Fashion, acuñado en 2007 por una profesora del "Center for Sustainable Fashion" de la ciudad de Londres, nace como antítesis de la moda industrial. Es un movimiento que trata de concienciar a consumidores y productores del gran impacto medioambiental y social que genera la actual industria de la moda. El consumismo extremo de hoy en día solamente hace que agrandar los problemas que acarrean las grandes producciones de ropa fabricadas para abastecer la alta demanda de los consumidores. Además, el sector de la moda siempre ha sido acusado de producir de formas poco éticas y sostenibles, dejando todo ello en un segundo plano para llegar a minimizar sus costes y poder tener una alta rotación de demanda. La filosofía del Slow Fashion trata de promover los beneficios que conlleva el consumo sostenible y consciente de las prendas de ropa, igual que en muchos otros sectores donde también se promueven las prácticas éticas y sostenibles. Cada vez son más los consumidores que son críticos y conscientes con el sector de la moda, haciendo que el slow fashion crezca de manera exponencial en los últimos años, beneficiando así a las personas involucradas en el proceso productivo de las prendas, a los propios consumidores y al planeta en el que vivimos. 

 

 

 

En qué consiste el Slow fashion:

  • Huir de las grandes producciones industriales en cadena y optar por la proximidad y las producciones locales, haciendo prendas de gran calidad, duraderas y de materiales sostenibles.
  • Velar por el medio ambiente, utilizando procesos no contaminantes y reduciendo el impacto generado en todas las etapas dentro del proceso de producción. Ejemplo.
  • Fair trade. Comercio justo y ético.
  • Economía circular. Se basa en el reciclado y en el mayor aprovechamiento de las prendas de ropa.
  • Consumir de forma responsable, dejando atrás el consumismo extremo en el que vivimos.

En los últimos años se está hablando mucho acerca del cambio climático y de sus efectos. Existen escépticos, pero cada vez son más palpables los impactos medioambientales que estamos generando los seres humanos a nuestro planeta y por ende a nosotros mismos. Se ha demostrado que la industria de la moda es una de las que más impacto negativo genera y por ello es una de las primeras en las que hay que actuar. 

Cambiando los hábitos de consumo y siendo más críticos y responsables con lo que compramos, podemos guiar al sector de la moda por un camino más beneficioso para todos. Marcas sostenibles y de cáñamo como hemp&love ayudan a romper paradigmas establecidos dentro de la industria. Separados no tenemos mucho poder, pero juntos somos capaces de cambiar la industria y el mundo. 

 

Están empezando a haber cambios por la concienciación de los problemas del fast fashion:

Cambios en la legislación

Las administraciones públicas Europeas han decidido hacer frente a toda estas problemáticas y apostar por el Slow Fashion

 

En 2025 la Directiva Europea de Residuos obligará a las marcas a pagar por los residuos textiles que pongan en el mercado. Esta directiva se engloba dentro del Plan de Acción de Economía Circular impulsado por la Comisión Europea y forzará a las empresas a conseguir la etiqueta de economía circular, apostando por una transición hacia los principios del Slow Fashion.

Cómo siempre que se legisla en algún ámbito, está por ver qué repercusión real podrá tener esta nueva normativa y si las grandes marcas respetarán estos términos. 

 

 Cambios en la producción, popularización del Slow Fashion

Tal y como hemos comentado en este blog, los términos “Slow Fashion” y “Pre-order”, se están popularizando a gran velocidad.

El concepto Slow Fashion, también llamado moda lenta, apuesta por la sostenibilidad, el consumo responsable y la responsabilidad social como valores fundamentales. 

El objetivo principal del Slow Fashion es demostrar todo lo que provoca la industria de la moda. Como ya hemos comentado en muchas ocasiones, tiene graves problemas de sostenibilidad como la sobreproducción o la consecuente mala gestión de estos residuos.

El Slow Fashion es más que necesario, ya que a parte de los mencionados, la industria de la moda tiene problemas en todo tipo de ámbitos; desde la sobreexplotación del agua, a los grandes problemas de contaminación por culpa de las enormes cantidades de productos químicos que se usan a lo largo de toda la cadena de producción. 

 

Así pues, el Slow Fashion pretende sustituir todos estos métodos por otros que respeten el medio ambiente y la gente que trabaja en la industria, produciendo de forma local, ética y sostenible. El Slow Fashion puede ser la gran solución a todos los problemas de la industria textil, incluso puede llegar a mejorar de forma sustancial el mundo en el que vivimos, cuidando el planeta, creando puestos de trabajo dignos y productos que favorezcan tanto al medio ambiente como a nosotros, promoviendo una economía circular. 

Uno de los pilares básicos en el que se basa la producción de hemp&love es, precisamente, el Slow Fashion. Apostamos por el cáñamo como materia prima en todos nuestros productos,  ya que es una de las plantas que más beneficios nos aporta, tanto a nosotros como al planeta (puedes leer más aquí).

Desde hemp&love ofrecemos desde productos de cáñamo con nuestra marca hasta ropa y tejido de cañamo al por mayor. Es un gran secuestrador de CO2, al contrario que el algodón no utiliza pesticidas ni herbicidas, requiere un bajo consumo de agua, ayuda a fijar y regenerar el suelo, etc. (puedes leer más aquí) pg cáñamo

La ropa de cáñamo (backlink al blog beneficios) a parte de ser altamente sostenible, cuenta con grandes propiedades, es un material termogénico y transpirable que ayuda a la regulación de la temperatura corporal, entre otros muchos beneficios. 

Otra forma por la que optamos para fomentar el Slow Fashion es  dar prioridad a la manufactura de nuestra ropa de cáñamo (link), por eso se produce toda de manera ética en Barcelona, a diferencia de las grandes multinacionales que suelen tener esta parte del proceso en países asiáticos con bajos salarios, donde las condiciones de trabajo dejan mucho que desear. 



Futuro

Definitivamente el Fast Fashion es un modelo que no se puede sostener a largo plazo. Si queremos preservar el medioambiente y tener una economía justa y sin explotación, debemos apostar por el Slow Fashion, la única opción sostenible y ética

Junto al cáñamo podemos ir hacia la industria sostenible creando productos de calidad y sostenibilidad, así cómo crear sistemas sostenibles en muchos otros ámbitos de la producción y la manufacturación de productos.






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En qué consiste el Slow fashion:

  • Huir de las grandes producciones industriales en cadena y optar por la proximidad y las producciones locales, haciendo prendas de gran calidad, duraderas y de materiales sostenibles.
  • Velar por el medio ambiente, utilizando procesos no contaminantes y reduciendo el impacto generado en todas las etapas dentro del proceso de producción. Ejemplo.
  • Fair trade. Comercio justo y ético.
  • Economía circular. Se basa en el reciclado y en el mayor aprovechamiento de las prendas de ropa.
  • Consumir de forma responsable, dejando atrás el consumismo extremo en el que vivimos.

En los últimos años se está hablando mucho acerca del cambio climático y de sus efectos. Existen escépticos, pero cada vez son más palpables los impactos medioambientales que estamos generando los seres humanos a nuestro planeta y por ende a nosotros mismos. Se ha demostrado que la industria de la moda es una de las que más impacto negativo genera y por ello es una de las primeras en las que hay que actuar. 

Cambiando los hábitos de consumo y siendo más críticos y responsables con lo que compramos, podemos guiar al sector de la moda por un camino más beneficioso para todos. Marcas sostenibles y de cáñamo como hemp&love ayudan a romper paradigmas establecidos dentro de la industria. Separados no tenemos mucho poder, pero juntos somos capaces de cambiar la industria y el mundo. 

Os dejamos un video de presentación de nuestra socia y amiga Ángels, en la que explica un poco cómo conoció el maravilloso mundo del Slow Fashion y de la ropa de cáñamo:

 

Están empezando a haber cambios por la concienciación de los problemas del fast fashion:

Cambios en la legislación

Las administraciones públicas Europeas han decidido hacer frente a toda estas problemáticas y apostar por el Slow Fashion

 

En 2025 la Directiva Europea de Residuos obligará a las marcas a pagar por los residuos textiles que pongan en el mercado. Esta directiva se engloba dentro del Plan de Acción de Economía Circular impulsado por la Comisión Europea y forzará a las empresas a conseguir la etiqueta de economía circular, apostando por una transición hacia los principios del Slow Fashion.

Cómo siempre que se legisla en algún ámbito, está por ver qué repercusión real podrá tener esta nueva normativa y si las grandes marcas respetarán estos términos. 

 

 

Cambios en la producción, popularización del Slow Fashion

Tal y como hemos comentado en este blog, los términos “Slow Fashion” y “Pre-order”, se están popularizando a gran velocidad.

El concepto Slow Fashion, también llamado moda lenta, apuesta por la sostenibilidad, el consumo responsable y la responsabilidad social como valores fundamentales. 

El objetivo principal del Slow Fashion es demostrar todo lo que provoca la industria de la moda. Como ya hemos comentado en muchas ocasiones, tiene graves problemas de sostenibilidad como la sobreproducción o la consecuente mala gestión de estos residuos.

El Slow Fashion es más que necesario, ya que a parte de los mencionados, la industria de la moda tiene problemas en todo tipo de ámbitos; desde la sobreexplotación del agua, a los grandes problemas de contaminación por culpa de las enormes cantidades de productos químicos que se usan a lo largo de toda la cadena de producción. 

 

Así pues, el Slow Fashion pretende sustituir todos estos métodos por otros que respeten el medio ambiente y la gente que trabaja en la industria, produciendo de forma local, ética y sostenible. El Slow Fashion puede ser la gran solución a todos los problemas de la industria textil, incluso puede llegar a mejorar de forma sustancial el mundo en el que vivimos, cuidando el planeta, creando puestos de trabajo dignos y productos que favorezcan tanto al medio ambiente como a nosotros, promoviendo una economía circular. 

 

 

Uno de los pilares básicos en el que se basa la producción de hemp&love es, precisamente, el Slow Fashion. Apostamos por el cáñamo como materia prima en todos nuestros productos,  ya que es una de las plantas que más beneficios nos aporta, tanto a nosotros como al planeta (puedes leer más aquí).

Desde hemp&love ofrecemos desde productos de cáñamo con nuestra marca hasta ropa y tejido de cañamo al por mayor. Es un gran secuestrador de CO2, al contrario que el algodón no utiliza pesticidas ni herbicidas, requiere un bajo consumo de agua, ayuda a fijar y regenerar el suelo, etc. (puedes leer más aquí) pg cáñamo

La ropa de cáñamo (backlink al blog beneficios) a parte de ser altamente sostenible, cuenta con grandes propiedades, es un material termogénico y transpirable que ayuda a la regulación de la temperatura corporal, entre otros muchos beneficios. 

Otra forma por la que optamos para fomentar el Slow Fashion es  dar prioridad a la manufactura de nuestra ropa de cáñamo (link), por eso se produce toda de manera ética en Barcelona, a diferencia de las grandes multinacionales que suelen tener esta parte del proceso en países asiáticos con bajos salarios, donde las condiciones de trabajo dejan mucho que desear. 



Futuro

 

Definitivamente el Fast Fashion es un modelo que no se puede sostener a largo plazo. Si queremos preservar el medioambiente y tener una economía justa y sin explotación, debemos apostar por el Slow Fashion, la única opción sostenible y ética

 

Junto al cáñamo podemos ir hacia la industria sostenible creando productos de calidad y sostenibilidad, así cómo crear sistemas sostenibles en muchos otros ámbitos de la producción y la manufacturación de productos.

 

 

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